Para simplificar las cuentas, el coche de la izquierda cuesta 25.000 dólares. El coche de la derecha cuesta 150.000 dólares. Dicho esto, la pregunta clave para mí no son las decisiones de diseño que cada uno tomó, sino cómo los reguladores plantearán sus expectativas para contar con una flota robusta, segura y totalmente autónoma en su ciudad. Sospecho que, al principio, empiezan con licencias para ambos. Y a medida que recopilen datos, será responsabilidad de Tesla demostrar que sus tolerancias al error son tan buenas o mejores que las de Waymo. De lo contrario, se crea una oportunidad de lobby para que Waymo convenza a los reguladores de que aumentar la BoM ayuda a aumentar la seguridad de peatones y otros conductores. Y, como tal, sus decisiones de diseño deberían ser obligatorias. Este es el riesgo evidente. Dicho esto, lo que no está claro son los otros actores que podrían presionar por Waymo simplemente para crear una gran barrera de capital de entrada y un periodo de recuperación mucho más lento. En general, la conducción autónoma es una experiencia increíblemente relajante y cada vez más sencilla. No se debe subestimar pasar de conductor estresado a pasajero relajado. Conduzco mi Model Y en piloto automático (o en modo FSD) todo el tiempo; siempre me confundo cuál es cuál. En fin, la semana pasada también tomé un Waymo 4 veces. Ambos son logros de ingeniería maravillosos.