El macroplan de Tesla va mucho más allá de fabricar coches, hacer paneles solares o producir baterías; su objetivo es construir un ecosistema energético autosuficiente que abarque desde la generación de energía hasta el almacenamiento, el consumo y la interacción con el mercado. La tecnología de baterías, como componente central de este plan, a menudo es subestimada por el exterior. Recientemente, Tesla presentó en Las Vegas el nuevo Megablock, un sistema de almacenamiento preensamblado que puede considerarse como un "supercargador". Es tan fácil de instalar como jugar con bloques, ocupa poco espacio pero puede almacenar una cantidad sorprendente de energía; Tesla afirma que puede construir una gran planta de almacenamiento que suministre energía a cientos de miles de hogares en menos de un mes. Su componente central es la versión mejorada de la unidad de batería Megapack 3. Las características destacadas del Megablock no solo radican en el hardware. El software Autobidder de Tesla actúa como un "cerebro inteligente", capaz de analizar en tiempo real los precios de la electricidad en la red, programando con precisión la carga de las baterías cuando los precios son bajos y la descarga cuando son altos, obteniendo así beneficios de la diferencia de precios. Este sistema, combinado con los productos fotovoltaicos de Tesla, puede formar una planta de energía virtual (VPP), logrando una conexión sin fisuras entre la generación, el almacenamiento y el consumo de energía. El diseño del Megablock enfatiza la facilidad de uso, soporta el mantenimiento por parte de camiones autónomos de Tesla y robots Optimus, reduciendo significativamente los costos operativos posteriores y construyendo una poderosa barrera ecológica. A través de este sistema, Tesla se libera de la dependencia de las compañías eléctricas tradicionales, definiendo por sí misma los modelos de producción, distribución y operación de energía. Se puede decir que Tesla no solo está desarrollando el sistema subyacente para la conducción autónoma (FSD), sino que también está creando un "sistema operativo" para la futura red energética. Esto ha ampliado la lógica de valoración de Tesla de "gigante automotriz" a "gigante de infraestructura energética global". En 2024, se espera que los ingresos del negocio energético de Tesla alcancen entre 6,000 y 7,000 millones de dólares, duplicándose respecto a 2022, con un margen de beneficio bruto de aproximadamente 24%–25%, muy por encima del 18% del negocio automotriz. Mirando hacia 2030, se espera que los ingresos del negocio energético alcancen los 60,000 millones de dólares, con un beneficio bruto que podría alcanzar los 13,000 millones de dólares. La revolución energética es, sin duda, un elemento clave en la búsqueda de Tesla por alcanzar una valoración de 8 billones de dólares.