De África a Texas: mapeando la propagación del polvo del desierto Cada año, cientos de millones de toneladas de polvo son levantadas del desierto del Sahara y transportadas por los vientos alisios a través del océano Atlántico. Las imágenes satelitales del Observatorio de la Tierra de la NASA muestran estos enormes penachos viajando miles de kilómetros, a veces alcanzando el Caribe, América del Sur e incluso el sur de los Estados Unidos. Este proceso es parte de la Capa de Aire Sahariana, una masa de aire caliente y seco que se forma sobre el desierto y se desplaza hacia el oeste. Aunque el polvo puede reducir la calidad del aire y crear cielos brumosos, también tiene beneficios importantes. Los depósitos de polvo sahariano aportan nutrientes como hierro y fósforo a la selva amazónica, ayudando a sostener uno de los ecosistemas más importantes del mundo. Sobre el Atlántico, el polvo también puede suprimir la formación de huracanes al estabilizar la atmósfera. En las últimas décadas, los científicos han estudiado cómo las variaciones en el clima afectan la cantidad de polvo transportado cada año. Comprender este fenómeno ayuda a los investigadores a rastrear su influencia en el clima, los ecosistemas y la salud humana en ambos lados del océano.