Creo firmemente que uno de los mayores desafíos para las empresas en la actualidad es articular una visión coherente a largo plazo. Un verdadero destino no persigue la tendencia actual. Anticipa hacia dónde migrará el valor. Plantea preguntas incómodas: ¿Qué no cambiará sobre las necesidades de las personas en cinco años? ¿En diez? ¿Qué restricciones actuales se volverán irrelevantes? ¿Qué nuevos cuellos de botella surgirán cuando los cuellos de botella de hoy desaparezcan? Articular respuestas claras a preguntas como estas podría ser lo más importante, en mi opinión. Un destino independiente del vehículo.
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