No puedo dejar de pensar en este poema... Las dos últimas líneas merecen ser repetidas: Y hacer que lo ordinario cobre vida para ellos. Lo extraordinario se encargará de sí mismo. ¿Cuántas veces has estado convencido de que tu alegría, satisfacción y plenitud estaban al otro lado de algún logro extraordinario? • Estaré contento cuando consiga esa promoción. • Estaré realizado cuando sea director. • Seré feliz cuando encuentre una pareja. Esta psicología del "cuando, entonces" atrapa nuestra felicidad en una declaración condicional: Puedes ser feliz cuando logres eso. En una cultura que obsesiona con lo extraordinario, hay mucho que ganar simplemente cambiando tu enfoque para celebrar lo ordinario. ¿Cómo puedes hacer que lo ordinario cobre vida hoy? Cada cosa que hagas hoy es algo que tu yo de 90 años desearía poder volver a hacer. Ese simple paseo. Esa sensación de satisfacción cuando resuelves un problema complicado. Esa sonrisa de un amigo. Esa risa de tu hijo. Ese entrenamiento que querías saltarte. Esa conversación con tus padres. Ese momento ordinario que estás tentado a ignorar. Todo ello. Así que, la próxima vez que te encuentres queriendo saltar al otro lado—hacia el final, la meta, la línea de llegada: Detente. Pausa. Y respira hondo. Esto es. Esto es real. Esta es la vida. Haz que lo ordinario cobre vida y lo extraordinario se encargará de sí mismo.