Nunca había visto un esfuerzo tan concertado para asociar tantos proyectos geniales e interesantes y personas con "vibraciones fashy". Es como si alguien fuera contratado para traer de vuelta una marca profundamente dañada de la oscuridad y devolverla a la gloria, solo para demostrar que podía hacerlo.
Pero se rastrea cuando se considera que el mismo campo se ha esforzado por redefinir la "inclusión" como excluir y prohibir a las personas, y la "diversidad" como la estricta adhesión a una sola ideología.
Cuando todo, desde Tailwind hasta Hyprland, Ladybird y Omarchy, se está ganando la etiqueta de "fashy vibes", parece más una campaña de lanzamiento bien coordinada para un nuevo estilo que un intento de manchar esos proyectos con los fantasmas del pasado. ¡MARKETING VANGUARDISTA!
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