Trabajar en mis propias cosas es, literalmente, lo más aterrador que estoy haciendo. En estos días lo manejo mucho mejor. Pero durante la mayor parte de los dos años, el estrés financiero, la incertidumbre y las preocupaciones me mantuvieron despierto por la noche. La paz comenzó a llegar una vez que acepté que no puedo controlarlo todo. Hay mucho fuera de mis manos, por así decirlo. Lo que sí hizo esa comprensión fue hacerme comprometerme más con todo lo que podía controlar. Es decir, ve más allá en lo que sea que estés haciendo. No te conformes con la mediocridad solo porque es más fácil. Ve por el camino más difícil. La ruta más larga. Incluso si nadie lo ve. No lo haces por ellos. Lo haces por ti mismo. Es lo que te hace la persona más fuerte y mejor. Será al final la diferencia clave entre los que se destacan. Y los que forman parte de la multitud. Ahora no veas esto como una palmadita en la espalda. De nada. Solo estoy tratando de mostrarte que, aceptar lo que puedes controlar frente a lo que no puedes controlar puede ser liberador. Y también una fuerza para impulsarte. ¿Conclusión? He pintado mucho hormigón que ninguno de vosotros verá 😅💀