El dinero ha perdido completamente su poder sobre mí. Aún lo necesito para vivir y sigo teniendo mis propias debilidades y demonios con los que lucho a diario como cualquiera, pero no es el dinero. Puedo ganar seis cifras en unos pocos días, realmente no siento una emoción o dopamina de ello. Puedo perder lo mismo, y en el lado negativo admitiré que lo siento más que en el lado positivo, pero aún así es como 1/100 de lo que solía sentir. En algunos aspectos, esto se siente como una deficiencia que llevará a una apatía no rentable, y esa es una trampa que hay que evitar, pero aún más que eso, se siente como libertad.