¿Quién habría pensado que una crisis económica derivaría de reemplazar la energía rusa barata por la energía americana cara; cerrar plantas nucleares antes de una escasez global de energía; no desarrollar soberanía tecnológica en medio de la Cuarta Revolución Industrial; responder a la multipolaridad rompiendo lazos económicos con Rusia y China en favor de una dependencia excesiva de EE. UU., que se está pivotando hacia Asia; abrir las fronteras a mano de obra no cualificada; robar fondos soberanos de una gran potencia; redistribuir y militarizar Europa para luchar contra Rusia una vez más, etc.