La mayoría de las personas no eligen su primer banco, sus abuelos o padres sí. Esa primera cuenta abierta en una sucursal local define cómo pensamos sobre el dinero para la vida y, a medida que evolucionan las finanzas digitales, la red familiar sigue siendo un motor de crecimiento sin explotar. Creo que la próxima frontera de la banca no son solo las finanzas personales, son las finanzas familiares. Debemos facilitar que los padres, las parejas y los niños construyan juntos en un ecosistema. La confianza es generacional y las empresas financieras más inteligentes lo honrarán.