Como madre primeriza, solía tener dificultades para decirle "no" a mi niño pequeño porque no quería molestarlo. Pero a medida que creces como padre, te das cuenta de que no es tu trabajo proteger a tus hijos de la tristeza. La vida les lanzará muchos golpes. Tu trabajo es enseñarles cómo manejar un "no", regular sus emociones y aprender a redirigir. Así es como construyen resiliencia.