La IA no mata la ingeniería de software, pero hace que esas antiguas reglas de la ingeniería de software vuelvan a ser geniales. En la era en que las personas escriben código, siempre sentirán que son dogmáticas y que nadie las cumplirá estrictamente por varias razones, como el derecho a hablar y la fecha límite. La IA es diferente, no se queja de la falta de bagaje, y esos principios se convierten en el faro que permite a la IA producir código de alta calidad. Mi estructura de código ahora se parece cada vez más a la forma de Java, que es lo que más odio.