Así es como se ve realmente la libertad. No es ordenado. No es educado. No es predecible. No está libre de desacuerdos. No está libre de resentimientos. No está libre de malos argumentos. Pero deja de ser libertad cuando la violencia entra en escena. Y cuando la violencia engendra ojo por ojo en la violencia, se convierte en una guerra real. A pesar de estos incómodos efectos secundarios de la libertad, puedes y debes hacer todo lo posible para comportarte de una manera racional y civilizada, y si no puedes hacer esto, debes saber que tu prioridad debe ser descubrir cómo hacerlo en lugar de volverte loco. Y si te diviertes volviendo locos a los demás, no eres mejor y te estás aprovechando de las debilidades de los demás. Supongo que lo que estoy diciendo es que si valoras la civilización, actúa civilizadamente.