Seamos honestos. Nos estamos acercando rápidamente a un punto en el que enviaremos cualquier basura que produzcan los agentes, siempre que cumpla con las especificaciones, se ejecute y tenga pruebas. Pero también es un código que no podremos mirar durante cinco minutos sin tener que tragar saliva y suprimir nuestro reflejo nauseoso.