No es de extrañar que muchos no entiendan Bitcoin. La mayoría de las fortunas de las últimas décadas provinieron del consumismo: casas más grandes, autos más rápidos, películas más baratas, comida más fácil, financiada con crédito. Los modelos a seguir a los que admiramos se enriquecieron alimentando este ciclo. Pero el dinero es más que combustible para el consumo. Se necesita tiempo para reconfigurar el cerebro para ver por qué la privacidad es importante, por qué importa el dinero incorruptible y por qué la escasez impulsa el valor incluso en un mundo donde todo parece abundante. Durante años, la impresión de dinero ha hecho que las personas parezcan "más ricas" en fiat mientras se vuelven más pobres en la vida. Eso está a punto de cambiar. Porque las verdaderas carencias no se pueden imprimir: tiempo, salud y Bitcoin. Si tu dinero se infla mientras tu vida se desinfla, algo anda mal.
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