El impuesto a la muerte es una fuerza destructora de la civilización que castiga el pensamiento visceral y fomenta ser un derrochador irresponsable en el presente; es la mentalidad del Tercer Mundo aplicada a los impuestos El Oeste se hizo grande gracias a hombres que querían que sus hijos estuvieran en una mejor posición que ellos, por lo que invirtieron en el futuro y ahorraron para las próximas generaciones para que su progenie pudiera ser independiente y capaz de hacer grandes cosas El impuesto a la muerte destruye eso. Corta los árboles que plantan los hombres para que sus hijos puedan sentarse a la sombra, y los utiliza para financiar la máquina infernal de la burocracia derrochadora, mientras empuja a los que pensarían en sus descendientes a desperdiciar recursos en sí mismos En particular, una década de impuestos a las sucesiones del 60-90% llevó a Gran Bretaña de controlar una cuarta parte del mundo a ser un remanso que se llenó rápidamente de invasores. Con los impuestos, ninguno de los miembros de la clase dirigente quedó para hacer grandes cosas, y todo el proyecto que los hombres de Merry Old England habían pasado siglos construyendo fue destruido para financiar unos pocos meses de gasto del NHS