Mark Twain, describiendo Florencia desde una villa situada a las afueras de la ciudad: "Ver el sol hundirse, ahogado en sus inundaciones rosadas, púrpuras y doradas, y abrumar a Florencia con mareas de color que hacen que todas las líneas afiladas se atenúen y se diluyan y conviertan la ciudad sólida en una ciudad de sueños, es un espectáculo para agitar la naturaleza más fría y hacer que una simpática se emborrache de éxtasis".