Hay un problema económico y un problema de confianza. Cuando un presidente finalmente aborda la asequibilidad y insiste en que "ha desaparecido, los precios están cayendo" mientras que tu alquiler y tus comestibles dicen lo contrario, el mensaje que escuchas es: estás equivocado, o eres invisible, o te están ignorando. Eso es combustible para la ira.