El mundo necesita emprendedores y comunicadores honestos y valientes que se preocupen por el bien común. A veces escuchamos el dicho: “¡Los negocios son los negocios!” En realidad, no es así. Nadie se ve absorbido por una organización hasta el punto de convertirse en un mero engranaje o una simple función. Tampoco puede haber verdadero humanismo sin un sentido crítico, sin el valor de hacer preguntas: "¿A dónde vamos? ¿Para quién y para qué estamos trabajando? ¿Cómo estamos haciendo del mundo un lugar mejor?"