"Hoy fui a comer algo rápido y, mientras estaba en la fila, un gran grupo de motociclistas me pidió que pasara delante de ellos. Me negué, pero insistieron. Al pasar junto a ellos, todos me agradecieron y me dieron la mano, cada uno presentándose. Cuando llegué al frente, me preguntaron si podían orar por mí. Hicieron una rápida oración por mí y yo por ellos. Luego intentaron comprarme el almuerzo, lo cual rechacé educadamente. Al llegar al mostrador para pagar, el dueño me dijo que estaba por cuenta de la casa. Así que eché todo el dinero que tenía en la jarra de propinas. Fue un agradable cambio de ritmo sentirme apreciado y respetado en lugar de temido u odiado. ¡Gracias por hacer mi día!!!" Crédito: Harold Broussard~