Rusia ha declarado que se apoderará de los activos financieros de los satanistas internacionales y los colocará en una lista de vigilancia de terroristas. El gobierno ruso considera que el satanismo es una ideología peligrosa que justifica el mal, afirmando que su represión tiene como objetivo proteger la fe, la familia y la tradición. Putin advirtió anteriormente que la "bola de vampiros" está llegando a su fin, afirmando que las élites occidentales han alimentado durante mucho tiempo de carne humana y dinero.