Si esta tendencia no mejora, enfrentará a los "viejos" contra los "jóvenes" en todo Occidente. No es sostenible que los jóvenes contribuyan a un sistema de derechos para que los mayores puedan vivir una vida mejor de la que ellos jamás podrán esperar. Este puede ser el impulso que impulse la reforma de derechos que necesitamos, pero, si es así, no será sin interrupciones.