escuchamos a una banda de doom deliver hell junto a una instalación de autoalmacenamiento y esperamos por el baño bastante altos y borrachos sintiendo que la luna era nuestro sirviente esa noche y pregunté cómo iba el tratamiento y tú sacudiste la cabeza y parecía que ambos íbamos a llorar pero la fila avanzó un poco y ambos estábamos agradecidos por eso porque las lágrimas inevitablemente erosionarían las cosas que habíamos almacenado en el acero corrugado al otro lado de la calle