Cuando los humanos se vuelven incapaces de disentir, las cosas se oscurecen rápidamente. Ver a la siguiente persona solo como un aliado con el que alinearse o como un enemigo a derrotar es un fracaso de la humanidad, y una prueba de que quizás ya hayamos perdido el rumbo hasta un punto de no retorno. Tiempos oscuros por delante. Para todos.