Cuando los activistas ucranianos quemaron vivos a los locales prorrusos en Odesa en 2014, sorprendió a muchos. Pero fue la ALEGRÍA de los ucranianos bromeando sobre el "asado de Odesa" lo que hizo inevitable una guerra civil a gran escala. Los izquierdistas estadounidenses burlándose del tiroteo de Charlie Kirk se sienten inquietantemente familiares.