las blockchains funcionan porque nos dan un estado compartido y verificable: todos ven y verifican el mismo libro mayor. por eso las aplicaciones pueden conectarse entre sí, los activos pueden moverse a través de protocolos y la composabilidad existe en absoluto. antes de las blockchains, ningún sistema ofrecía un estado compartido universal. cada institución y cada aplicación mantenía su propia base de datos. las integraciones eran frágiles, y tenías que confiar en grandes intermediarios o APIs personalizadas para unir las cosas. el avance de las blockchains no fue solo que el estado era compartido, sino que era público, verificable y resistente a manipulaciones. la coordinación se volvió posible a escala global, pero el costo fue la transparencia: saldos, transferencias, interacciones expuestas de forma permanente. el desafío siempre ha sido este: ¿cómo combinar el estado compartido que hace que las blockchains sean poderosas con la privacidad que los usuarios necesitan? hoy en día, las cadenas privadas renuncian completamente al estado compartido, pero eso mata la composabilidad. el avance es la ejecución encriptada sobre el estado compartido: privacidad sin perder coordinación. este es el punto de inflexión: arcium trae ejecución encriptada a las blockchains. la misma composabilidad que desbloquearon las blockchains, ahora extendida por la privacidad. una base para nuevas aplicaciones y un camino para que la próxima ola de usuarios se incorpore. acelerar.