Al reconocer las consecuencias de nivel superior para las que la naturaleza optimiza, he llegado a ver que las personas que sobrevaloran las consecuencias de primer orden de sus decisiones e ignoran los efectos de las consecuencias de segundo y posteriores órdenes rara vez alcanzan sus objetivos. Esto se debe a que las consecuencias de primer orden a menudo tienen deseabilidades opuestas a las consecuencias de segundo orden, lo que resulta en grandes errores en la toma de decisiones. Por ejemplo, las consecuencias de primer orden del ejercicio (dolor y tiempo invertido) se consideran comúnmente indeseables, mientras que las consecuencias de segundo orden (mejor salud y apariencia más atractiva) son deseables. De manera similar, la comida que sabe bien a menudo es mala para ti y viceversa. A menudo, las consecuencias de primer orden son las tentaciones que nos cuestan lo que realmente queremos, y a veces son las barreras que se interponen en nuestro camino. Es casi como si la naturaleza nos clasificara arrojándonos elecciones engañosas que tienen ambos tipos de consecuencias y penalizando a aquellos que toman sus decisiones únicamente en función de las consecuencias de primer orden. Por el contrario, las personas que eligen lo que realmente quieren, evitan las tentaciones y superan los dolores que los alejan de lo que realmente desean, tienen muchas más probabilidades de llevar vidas exitosas. #principleoftheday