Siempre habrá más correos electrónicos que necesitan respuesta, más reuniones a las que asistir y más actualizaciones que leer. Una persona puede llenar toda la semana laboral con estas tareas una y otra vez. Pero para mantener la cordura y la agudeza, debes pagarte a ti mismo primero haciendo el trabajo que realmente significa algo para ti. Siento esto agudamente como alguien responsable ante empleados, clientes, seguidores y lectores. Podría no hacer nada todo el día más que revisar proyectos, personas y publicaciones, pero mi cerebro rápidamente se desconectaría si solo hiciera eso. Así que con bastante frecuencia, simplemente no lo hago. No reviso, no chequeo, y en su lugar me sumerjo en el trabajo que satisface mis propias inquietudes intelectuales. Programar por el amor a ello. Experimentar por el simple placer de hacerlo. Investigar por la diversión de ello. En otra época, podría haberme sentido tentado a disculparme por tal privilegio, pero que se joda eso. El privilegio es maravilloso. Deberías hacer tu mejor esfuerzo para ganar más de él. Incluso si tienes que esculpirlo de las rocas desnudas a tu alrededor. Irónicamente, la mejor manera de hacerlo también es elegir siempre pagarte a ti mismo primero, por muy poco que sea al principio. Al resolver tus propios problemas, estimular tus propios intereses, perseguir tu propia curiosidad. Ahí es donde encontrarás la motivación para elevar tu talento. Para convertir el interés en competencia. Y una vez que hayas desarrollado algo de competencia, serás recompensado con más privilegio para desarrollarlo aún más. Este es el círculo virtuoso del mérito. Siempre habrá una lista interminable de trabajo que podría hacerse. Nunca podrás terminarlo todo y pasar a tus propias prioridades, si continúas poniéndolas al final.